Recuerdo cuando escribía para desahogarme, para gritar la voz callada, y esperar, esperar respuestas. Respuestas que solo yo podría responder, independientemente de su veracidad, solo yo debía decidir si quedarme o marcharme. Mis sentimientos eran tan fuertes... Aún sigo tan confuso sobre la vida, soy muy feliz, pero realmente creo que los sueños me asustan.
Viví un sueño, y hasta ahora he tenido claro que si ese sueño acabó,
probablemente otros mueran igual.
Siendo sincero, escribo porque necesito un abrazo,
uno que me haga sentir como en una nube.
Uno que dure.
Uno que sea un sentimiento en si.
Uno en el que pueda dormir,
en el que pueda descansar.
Un abrazo en el que no se cruce ni una palabra y solo se escuchen dos latidos al unísono.