domingo, 8 de diciembre de 2013

Las madrugadas nunca se han caracterizado por hacer florecer pensamientos claros en mi mente. Es por eso que estoy escribiendo aquí, de nuevo.

Recuerdo cuando escribía para desahogarme, para gritar la voz callada, y esperar, esperar respuestas. Respuestas que solo yo podría responder, independientemente de su veracidad, solo yo debía decidir si quedarme o marcharme. Mis sentimientos eran tan fuertes... Aún sigo tan confuso sobre la vida, soy muy feliz, pero realmente creo que los sueños me asustan.
Viví un sueño, y hasta ahora he tenido claro que si ese sueño acabó, 
probablemente otros mueran igual.

Siendo sincero, escribo porque necesito un abrazo,
uno que me haga sentir como en una nube.
Uno que dure.
Uno que sea un sentimiento en si.
Uno en el que pueda dormir,
en el que pueda descansar.
Un abrazo en el que no se cruce ni una palabra y solo se escuchen dos latidos al unísono.

jueves, 21 de marzo de 2013

oh cielos, son incontables las cosas que me quedan por aprender.
¿seré capaz de manejarme mañana?

a veces me gusta demasiado estar solo
aunque viva los sentimientos una y otra vez, siempre me sorprenderán.

domingo, 10 de febrero de 2013

They

Éramos perfectos.
A dia de hoy y 48 horas antes de cumplir un año en recuerdo a ese cambio, aún me echo en la cama escuchando listas de reproducción que llevan tu nombre.
Canciones acompañadas de fotos y textos, textos preciosos. No puedo evitar esa lagrima que cae tímida cuando recreo momentos en la primavera del 2011 a ritmo de Radiohead...
Escribo desde la cama casi con los ojos cerrados aquí pero abiertos en otra parte, algún lugar en el que me gustaría estar. Quizá alguno a los que nos escapábamos con nuestras palabras, o al parque del Ebro sin ir más lejos.
Amanecer, frío ambiente pero cálido momento.
Hoy domingo ha llovido. Es cierto que no hay comunicación actual, dejando culpas y porqués aparte, pero eso no implica un desprecio u olvido, au contraire.
De alguna manera, me gusta estar enamorado de nuestra memoria.